La ley cero de la termodinámica determina que cuando dos cuerpos se encuentran en equilibrio térmico con un tercer cuerpo, se puede establecer que los tres están en equilibrio térmico entre sí.
Por su parte esta ley se ha usado en dispositivos como es el caso del termómetro, el cual es útil para medir las temperaturas.
Aunque es importante destacar que este es primitivo en el periodo de Galileo y esta ley se enunció mucho tiempo después por el científico James Clerk Maxwell y luego se formuló como ley consecutivamente por Ralph Fouler.
¿Por qué se hace necesario el termómetro?
Por lo general determinamos mediante el tacto cuando un cuerpo esta frio o caliente; sin embargo no conocemos cuales son los valores numéricos del mismo, aquí es donde el termómetro entra a jugar su papel importante.
De esta manera se pueden medir cantidades de cosas desde un refrigerador hasta un alto horno.
La aplicación práctica del termómetro
Sin lugar a dudas el termómetro se utiliza para adquirir información acerca de los valores numéricos, para determinar si están altos o bajos de la temperatura de un objeto o cuerpo; evidentemente nos damos cuenta cómo acarrea la temperatura ambiente, también como está operando la temperatura en una persona cuando sobrepase de lo normal.
A través del tiempo estos dispositivos van evolucionando su apariencia, se puede decir que existen de muchos tipos como los de gas, los de mercurio, existen también de resistencias, los digitales entre otros.
Su aplicación en la vida diaria en algunos campos resulta imprescindible.
Las escalas termométricas
Los termómetros se adaptan a distintas escalas, las más relevantes son la escala de Fahrenheit, la Celsius, también llamada centígrada y por último la escala absoluta de Kelvin. Con la ley termodinámica se demuestra que el universo tuvo un inició y no es estático.
Dicho de otro modo si existiera desde siempre y fuera estático, se estableciera que el universo y sus elementos internos ya hubiesen alcanzado el equilibrio térmico, por lo que todo se mantendría en la misma temperatura e incluso más caliente, por lo que no tuviese lugar la vida porque todo estaría desintegrado.